Desde hace 25 años, Manuel de la Cruz Ortiz, se ha dedicado a dar bola a los zapatos.



Manuel de la Cruz Ortiz, vecino de la ciudad de Tecpan de Galeana de la  Región Costa Grande, desde 25 años se ha dedicado a dar bola a los zapatos, es una de esas personas convertidas en todo un personaje popular en la tierra de Galeana, siempre con su cajón al hombro.

 lo mismo se le ve por el barrio de la Capilla como en el Zócalo o dentro de alguna oficina de gobierno, dónde los licenciados significan sus mejores clientes.

Aunque nació en Tecpan el 11 de junio de 1936, solo estuvo los dos primeros meses de vida en su tierra natal, ya que sus padres se trasladaron a Petatlán, dónde, bajo la tutela de la señora Juventina Bravo aprendió a leer y solamente a escribir su nombre, pues jamás pisó una escuela, "salvó para darle bola a un maestro", recuerda jocoso.

Sus primeros años de vida los pasó como empleado de la familia Abarca, que era una de las adineradas de Petatlán, hasta que decide enrolarse en el Ejército del que formó parte 7 años y dónde tuvo la oportunidad de ser guardaspalda personal de quien en aquellos años fue el gobernador de Morelos, Rodrigo Lavín.

A la edad de 20 años decide regresar a Petatlán a sembrar maíz en el campo, trabajo que combinó con otras actividades que le permitieron económicamente sostener a su esposa y sus dos hijas, Jovita y Antonia.

Contó que decidió dedicarse a la boleada porque además de que le llamó la atención, vio que se trataba de un trabajo que dejaba buenas ganancias. 

"Mi trabajo me gusta mucho porque me permite conocer y relacionarme con mucha gente. Soy ajeno a eso de tratar de una forma a unos y de otra forma a otros sólo porque tienen dinero. De hecho, una de las cosas que me gustan de lo que hago es que  ahorita puedo darle bola a un barrendero y más tarde al presidente municipal, y a los dos los trato de la misma manera", manifestó.

Su primera boleada recuerda que la cobró en 5 pesos. Actualmente cobra 25, "dependiendo del cliente, ya que si el amigo se ve jodido pues le cobro 15 o hasta 10 pesos; eso no me hace ni más rico ni más pobre", asegura.

Su jornada de trabajo diariamente inicia a las 7 de la mañana, cuando sale de su domicilio en la colonia Revolución con su cajón al hombro ofreciendo bola a la gente que encuentra dentro de su área de trabajo, misma que se extiende desde La Capilla hasta el mercado, el Zócalo y la calle Apolonio Castillo.

A sus 85 años, Manuel de la Cruz asegura que se siente sano y con fuerzas para continuar con su trabajo el tiempo que Dios se lo permita, por lo que hace pensar que hay moreno para rato.

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